jueves, 2 de diciembre de 2010

Editorial Nº 57 diciembre 2010: Lo que escuchamos en Mercartes

Nª 57 Diciembre 2010

    Qué fácil se verá todo dentro de quince años! Lo veremos todo con la misma claridad con que hoy explicamos el cambio de modelo de la gestión de las artes escénicas que se produjo en España con la llegada del PSOE al poder en 1982. Aquel cambio fue similar al New Deal de las artes que elaboró Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos tras la Gran Depresión, el Public Works of Art Project (Proyecto de Obras de Arte Públicas) y sus diferentes vertientes, incluido el Federal Theatre Project (Proyecto Federal de Teatro) que se basaba, directamente, en modelos soviéticos (Meyerhold) y alemanes pre-nazis (Brecht).
Pero aquellos cambios, esa inyección brutal de dinero público en las artes estadounidenses (incluidas las escénicas y la música), tuvo una vida breve, apenas cuatro años, de 1935 a 1939.
Hoy estamos en una situación similar: en plena transformación del modelo, pero aquí ha durado algo más, veinticinco años, y para muchos de nosotros es lo único que se ha conocido y por eso se tiene tanto miedo al cambio. Eso es parte de lo que se cocía en los pasillos (y en los foros de debate) de Mercartes. ¿Hacia dónde nos lleva la situación actual y cuál es el camino? ¿Qué hacer para no caer en el intento?, preguntas similares, en una visión de nuestro futuro, a los “¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿a dónde vamos?” del ABC de la filosofía. 
Junto a estas piedras angulares se seguían produciendo quejas coyunturales, entre las que destacaba la “invisibilidad” de los programadores, convertidos, una vez más, en el pim, pam, pum del sector, mientras que ellos se sienten amenazados por la tensión “privatizadora”.
A cada cual lo suyo: si su función desapareciera no sería por culpa de la presión que ejerza el sector de las artes escénicas, sino por la incompetencia, el abuso, o la corrupción de sus jefes directos, esos alcaldes y concejales que han dejado con telarañas las arcas municipales por todo el país.
Pero lo que tampoco tienen que olvidar es que su función es pública y que tienen la obligación de escuchar a quien le viene a ofrecer propuestas artísticas que, a priori, pueden tener beneficios culturales y/o sociales para su comunidad. ¡Claro está que no pueden pasarse el día recibiendo visitas!, porque entonces no harían nada más. Pero estaría bien que, para empezar, se generalizaran días y horas de atención a sus proveedores y que cualquiera pudiera solicitar una cita.
También se habló de las redes, de cómo la función para la que surgieron hace aguas, de la injerencia de lo político sobre lo técnico, de cómo entre unos y otros se las van a cargar y del escaso papel prescriptor de La Red, la entidad que debería ser el eje jacobino (sí: soy un centralista radical de izquierdas) y negociador de los exhibidores públicos.
Y, finalmente, se habló de la Academia. Y ahí estamos nosotros: preparando una encuesta (que publicaremos próximamente) en la que pedimos a un mínimo de 200 profesionales de renombre dentro del sector que nos den los nombres de sus preferidos para dirigirla, tomar las riendas y llevar al sector en una sola dirección. Por cierto, el Observatorio del Plan General de Teatro se ha reunido, con este asunto como tema central… 
Jesús Rodríguez Lenin
Editor

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